La renuncia de Manuel García-Mansilla a la Corte Suprema de Justicia de la Nación ha generado un nuevo capítulo en la crisis de integración del tribunal. García-Mansilla, quien juró como juez en comisión a fines de febrero, presentó su renuncia tras el rechazo del Senado a su pliego.
Con la salida de García-Mansilla, la Corte Suprema vuelve a funcionar con solo 3 integrantes: Horacio Rosatti, Carlos Fernando Rosenkrantz y Ricardo Lorenzetti. Esto significa que el tribunal deberá tomar decisiones por unanimidad, ya que se requiere una mayoría de 3 votos para dictar fallos. Si se produce una disidencia, se deberán recurrir a conjueces o presidentes de cámaras del fuero federal para definir un caso.
El Poder Ejecutivo deberá enviar al Senado los pliegos de 2 nuevos candidatos para cubrir las vacantes, aunque no tiene un plazo específico para hacerlo. Sin embargo, desde el Gobierno trascendió que esperarán hasta fin de año, después de las elecciones legislativas, para proponer nuevos integrantes y evitar una nueva derrota.
En su carta de renuncia dirigida al presidente Javier Milei, García-Mansilla defendió la constitucionalidad de su designación y sostuvo que no fue contradictorio con lo que había expresado ante los senadores en la audiencia pública. También destacó la necesidad de una «solución urgente» para la integración de la Corte, que actualmente cuenta con unos 90.000 expedientes pendientes de resolución