Escribe: La Mosca
Pasó el tercer y último debate presidencial. Y los candidatos nuevamente demostraron un nivel discursivo muy bajo, una capacidad de diálogo casi nula y una mirada muy alejada de los problemas reales de la gente.
Sergio Massa y Javier Milei protagonizaron el tercer y último debate de candidatos, a pocos días de la segunda vuelta electoral que definirá quién será el Presidente de nuestra nación durante los próximos cuatro años.
Fue un nuevo show televisivo cargado de chicanas, acusaciones y agresiones mutuas, con mucho fuego cruzado y pocas propuestas.
Los candidatos demostraron otra vez un nivel discursivo muy bajo, capacidad casi nula para contar con exactitud cómo van a solucionar los problemas reales de la gente.
No vimos a dos candidatos debatiendo sobre el futuro de una nación, no vimos a dos oponentes defendiendo ideas con argumentos, ni siquiera vimos dos modelos de país antagónicos. Vimos a dos políticos egocéntricos e incoherentes, contradiciéndose y peleando por tener la razón y compitiendo a ver quién hundía más a su adversario.
“Si fueras Pinocho ya hubieses pinchado la nariz”, fue la frase más destacada y viralizada de Miley. Y del lado de Massa sobresalió la invitación a su oponente a realizarse exámenes psicológicos y a los electores a Googlear.
Y la situación es realmente preocupante. Porque mientras el país está en llamas, la agenda y las prioridades de los candidatos parece ir por otro lado.
Peleando, agrediéndose, faltándose el respeto los postulantes al sillón de Rivadavia echaron más nafta al fuego, restaron y demostraron una vez más que son auténticos decadentes, que no les importa la gente y que obligan al pueblo a elegir al menos peor.