En el mencionado newsletter de opinión pública y análisis político Zuban-Córdoba y Asoc. presenta elementos diferenciadores de elecciones pasadas en ellos se encuentran, el bipartidismo o bicoalicionismo donde afirman que «ya son historia».
«Ha un tercio de la política argentina – tanto Milei como su candidata a vicepresidenta Villarruel- ha introducido en los debates electorales un ángulo novedoso: la resignificación del pasado reciente de los/as argentinos/as, al criticar desde el “Nunca Mas” hasta el rol de la dictadura militar en las décadas del 70 y del 80, sin que hubiera sorpresa en esos planteos», aseveran desde Zuban Córdoba

Sobre la cuestión económica, vale mencionar quizás algunas cuestiones de análisis político: quienes se ven con chances de llegar a la presidencia no miden (o no quieren medir) lo determinante que es la generación de expectativas.
El poder es como un manto que otorga a aquellos sobre los que se posa una capacidad directa de intervenir en la realidad tan solo con sus discursos. Esto es especialmente evidente temas económicos, donde lo que dice un candidato presidencial con chances reales de victoria, impacta sobre el comportamiento de los actores económicos.
Sobre la cuestión de las operaciones o “los carpetazos”, en los últimos días hemos presenciado un show auténticamente grotesco, con operaciones cruzadas, acusaciones y viralización de todo tipo de contenidos escandalizantes. Frente a la imposibilidad de ofrecer a la sociedad un debate serio y con propuestas, la política en cambio eligió ofrecer un show decadente de acusaciones. Los efectos de ese show, sin embargo, son algo que merece una categoría de análisis en sí misma.

Todo lo que un sector político difunde está en general destinado a hacer eco solo en las fronteras de su propio electorado. Las cámaras de eco están más consolidadas que nunca y, en el escenario de tercios imperfecto que hoy parece reinar en la Argentina, los escándalos solo sirven para fortalecer las opiniones previamente instaladas. Se equivocan quienes piensan que con un “carpetazo” pueden modificar drásticamente las tendencias electorales, tendencias que están (para nosotros) ya consolidadas. La política tiende a subestimar la reacción de los votantes en estos aspectos.
Más que pensar en la noche de la elección, la sociedad argentina piensa en el día después. Y en el auténtico huracán político, social y económico que puede desatarse si la clase dirigente no está a la altura del nuevo ciclo que se abre en la Argentina.
Hay que poner una lupa sobre los posibles escenarios de ballotage y la competitividad de los mismos. La experiencia en la región indica que las segundas vueltas son en general mucho más competitivas que lo que se cree.