Escribe: La Mosca
Los resultados de las elecciones presidenciales marcan un nuevo escenario en la escena política argentina, con un oficialismo esperanzado y una oposición fragmentada.
Son vientos de cambio, si se compara este contexto con lo sucedido en agosto tras las elecciones primarias, ya que en aquel entonces parecía que Javier Milei arrasaba con todo y el peronismo quedaba sepultado.
Son vientos de cambio, porque en tres meses las cosas cambiaron mucho. El caudal de votos del oficialismo aumentó y el de la Libertad avanza disminuyó, mientras que fue notoria la caída de Juntos por el Cambio.
Son vientos de cambio, porque el oficialismo ganó en muchas provincias en las que había perdido en las PASO. Porque tuvo una contundente victoria en la provincia de Buenos Aires, considerada la madre de las batallas electorales. Y porque da pelea en la disputa por el poder en la Ciudad de Buenos Aires, otro distrito clave en el mapa político nacional.
Por su lado, la libertad avanza perdió territorio y Juntos por el cambio se diluye en sus conflictos internos,
Son vientos de cambio, porque los resultados electorales fueron inesperados para muchos. Y es totalmente incierto lo que pasará en la segunda vuelta.
Son vientos de cambio, porque pase lo que pase en noviembre las cosas ya no son iguales. Si gana el oficialismo será una nueva etapa del peronismo, más lejos del kirchnerismo y más cerca de una faceta moderada o de centro. Y si gana Milei se vendrán los cambios profundos, drásticos, radicales, que ellos mismos vienen pregonando.
El pueblo se expresó, las urnas hablaron, las cosas cambian y pueden seguir cambiando.